BIENVENIDO/A

Espacio de relajación y reflexión, el diván tiene sus orígenes en la antigüedad al discurrir a largo de las paredes de las viviendas romanas más acomodadas y constituir en la arquitectura palaciega islámica una estancia privada común para el reposo y el deleite.

"El diván de Nur" viene a ser un lugar virtual para la catarsis que provocan enclaves, historias, vidas, ciudades, sitios y paisajes del mediterráneo.


Una mirada introspectiva, retrospectiva y exploratoria por al-Andalus, el Magreb y la diversidad cultural del Mare Nostrum de una historiadora en permanente búsqueda

martes, 17 de enero de 2017

Rodolphe d’Erlanger. El melómano aculturado


Rodolphe Francis d’Erlanger (1872-1932), nació en Boulogne-sur-Seine aunque su familia era de origen alemán y norteamericano. Hijo de un banquero de gran fortuna y criado en la fe católica, D’Erlanger decidió abandonar su carrera financiera para dedicarse a la pintura y refugiarse en Túnez donde heredó de su padre varias propiedades.
En Sidi Bou Sa’id, una emblemática localidad costera a pocos kilómetros de Túnez, encontró el Olimpo de su inspiración. Un lugar impregnado de espiritualidad, que toma el nombre del místico Abu Sa’id El Beji quien lo eligió como refugio y enseñanza en los siglos XII-XIII y cuya tumba se convirtió en punto de peregrinación.

Autorretrato del barón Rodolphe d'Erlanger (1872-1932)
Sobre un promontorio escarpado del Cabo de Cartago y majestuosas vistas a la bahía de Túnez, el barón francés edificó entre 1911 y 1921 un singular retiro que llamó "Ennejma Ezzahra" (Estrella de Venus). Una verdadera morada para las musas situada en un acantilado que niveló para encastrar el palacio  y sus jardines. Se trataba pues de un enclave paradisíaco donde pintar, escribir y dedicarse a la investigación etnográfica. Allí reprodujo la belleza paisajística y urbana retratando la psicología de sus personajes y el costumbrismo tan en boga por aquellos años. Incluso se llegó a decir que D’Erlanger dio a Sidi Bou Sa’id su característica bicromía azul y blanca, tan persistente en el resto del país.
Estudioso y atraído por la cultura araboislámica sincretizó en su residencia una serie de elementos. Inspirado en la Alhambra y el Generalife, diseñó el jardín llamado "andalusí". Un segundo jardín, el de los naranjos agrios, permite el paseo y la contemplación y un tercero, el persa, más próximo a su mansión divide el espacio no por canales cruzados que simbolizan los cuatro ríos del paraíso iraní sino por cuatro parterres en torno a una fuente de mármol. Desde un majestuoso dosel de coloristas azulejos vidriados pueden disfrutarse de vistas privilegiadas al mediterráneo.
La sobriedad externa del palacio, contrasta con la riqueza decorativa interior de este monumento reconocido patrimonio nacional por el Ministerio de Cultura. 




Imágenes externas del Palacio Ennejma Ezzahra residencia del Barón Rodolphe d'Erlanger (Sidi Bou Sa'id). Túnez.
Escondido estratégicamente para ver sin ser visto, se distribuye en diferentes estancias, patios y divanes decorados por arquerías, atauriques, celosías y cubiertas que favorecen bellos juegos de luz y sombras gracias a la labor de grandes artistas de madera tallada, pintada, yeso y mármol venidos Marruecos y Túnez.
Visitar Ennejma Ezzahra supone imbuirse del universo creativo, del buen gusto y del conocimiento de Rodolphe Barón d’Erlanger. Elementos de la Alhambra y la mezquita de Córdoba son tributados en una perfecta simbiosis con el llamado arte hispanomorisco o hispanotunecino. 
En el estudio del barón, fue dejado un gramófono, diferentes retratos y paisajes tunecinos, lienzos inacabados, pinceles, paleta, bocetos… 
En su hamman o baño personal, el eco del mundo otomano, el relax, el gusto por la sensualidad y el placer de fumar en una larga pipa. En su biblioteca personal, el afán melómano por reunir las mejores publicaciones sobre música árabe de su tiempo y el recuerdo de los cientos y cientos de días que empleó en la producción de su magna obra: “La Música Árabe” que dividida en seis tomos, fue referente para los estudiosos del momento.
En el museo, su colección de instrumentos de África subsahariana donde grabó varios registros en su viaje explotatorio con los tuaregs durante 1929. Y en sus estancias, el eco de su primer maestro de música, Ahmad al-Wafi, (1850-1921) que lo introdujo en el arte de la nawba y el ma’aluf (música tunecina de tradición andalusí)  y con quien organizó conciertos privados de una ensemble de instrumentos tradicionales. La misma ensemble que envió al Primer Congreso Internacional de Música Árabe celebrado en El Cairo en el año 1932.




Estudio y salones del Palacio Ennejma Ezzahra, residencia del Barón Rodolphe d'Erlanger (Sidi Bou Sa'id). Túnez
Nombrado vicepresidente técnico de dicho evento, a instancias del rey Fuad I de Egipto, Rodolphe d’Erlanger trabajó incansablemente pero la muerte le sorprendió a los pocos meses. Su sepultura da una idea de cómo el barón francés se aculturó. 
En el borde del jardín andalusí del palacio, mandó erigir  un pequeño mausoleo o tourba islámica tunecina para albergar sus restos, pero a finales de los ochenta su familia decidió trasladarlos a Suiza.
Hoy su morada, acoge el Centro de Músicas Árabes y Mediterráneas (CMAM), una institución dependiente del Ministerio de Cultura Tunecino, premio Honoris Causa, otorgado por el Consejo Internacional de la Música por la UNESCO. 
Alberga un Museo de Patrimonio musical, el Archivo Nacional de Sonido, que recoge obras discográficas y fonográficas del ma`luf así como registros y material audiovisual de los conciertos y festivales tunecinos que vienen celebrándose aquí y en otras ciudades del país. 
Pero el legado de D’ Erlanger no acaba en lo anteriormente expuesto. También inspiró la creación de la “Rashydiyya” conservatorio  de repertorio andalusí-magrebí, fundado en Túnez 1934, cuando antes de fallecer ya advirtió que el ma’luf perdía pureza por las influencias europeas y las modas egipcias al introducir violines, violonchelos y contrabajos así como coros independientes de voces masculinas y femeninas.
Sea como fuere la Rashidiyya proporcionó así una plataforma de compositores, poetas y cantantes que lanzaron nuevas composiciones difundidas por la Radio Nacional Tunecina (1938) y que propagó e insertó el ma’aluf en la industria musical comercial.  

RERERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CORTÉS GARCÍA, M. “Escuelas musicales andalusíes y magrebíes: perfiles y sistemas pedagógicos”. Revista del CEHGR . Núm. 23 . 2011. Págs. 31-65 
DAVIS, R,F, Ma`luf. Reflections on the Arab Andalusian Music of Tunisia. The Scarecrow Press. Toronto. 2004. 
MESA LG. “Ma’luf: Introducción a la historia, significado y conservación del legado andalusí-magrebí en la música tunecina”.   Cuadernos de música, artes visuales y artes escénicas. Volumen 6 - Número 2 / Julio - Diciembre de 2011. 
ENLACES A MÚSICA MA'ALUF
https://www.google.es/webhp?sourceid=chromeinstant&ion=1&espv=2&ie=UTF-8#q=malouf+tunisien&tbm=vid

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