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Espacio de relajación y reflexión, el diván tiene sus orígenes en la antigüedad al discurrir a largo de las paredes de las viviendas romanas más acomodadas y constituir en la arquitectura palaciega islámica una estancia privada común para el reposo y el deleite.

"El diván de Nur" viene a ser un lugar virtual para la catarsis que provocan enclaves, historias, vidas, ciudades, sitios y paisajes del mediterráneo.


Una mirada introspectiva, retrospectiva y exploratoria por al-Andalus, el Magreb y la diversidad cultural del Mare Nostrum de una historiadora en permanente búsqueda

martes, 5 de noviembre de 2013

Niebla andalusí


Hace algunos años que yendo a Huelva desde Sevilla en tren, me sorprendieron las murallas rojizas de Niebla sobre el vinoso Río Tinto. Sabía de la importancia de esta ciudad andalusí, pero me prometí volver para recorrer su cerca y principales vestigios de manera sosegada. Así lo hice en estos días de Noviembre coincidiendo con el municipio en fiestas y con una feria franca medieval. 

El asentamiento de Niebla se remonta a la época romana en la que el municipio (Ilípula) llegó a acuñar su propia moneda y del que aparecieron testimonios arqueológicos junto a la Puerta de Sevilla así como sillares reaprovechados en la cimentación y el refuerzo de las torres de la muralla. Fue también llamada Elepla por los visigodos en cuyas principales iglesias se documentan materiales arquitectónicos de posibles basílicas. 
Pero no es sino entre los siglos VIII y XIII cuando se convirtió en capital de una importante cora, (كورة) que según al-Udri tenía "terrenos llanos, magníficas pieles teñidas de rojo con un curtido especial y toda clase de productos en sus tierras de labor", destacando especialmente las uvas. Sin duda Niebla desde antaño había sido una población agroganadera, centro manufacturero y núcleo comercial bien comunicado por su privilegiada conexión entre la campiña y el mar. 
 
Murallas de Niebla
Llamada por los geógrafos andalusíes Libla al-Hamra ( لبلة الحمراء) sufrió el ataque de los piratas vikingos que desde Lisboa embarcaron en la isla de Saltés y Huelva cometiendo devastadoras expediciones. 
Durante la época omeya vio nacer a personajes destacados del mundo de las letras y las ciencias como los antepasados de Ibn Hazm y el geógrafo al-Bakri.

Probablemente construida durante la etapa emiral y levantada sobre restos de una basílica visigoda, Niebla conserva los vestigios de su mezquita aljama, luego convertida en Iglesia de Santa María de la Granada, recordando así a la de Almonaster por la reutilización de materiales. De esta primera mezquita el alminar, embutido en la torre de la actual iglesia y fechado entre finales del siglo IX y comienzos del X, mantiene la escalera circular. Esta tipología de escaleras de caracol en torno a un machón central la vemos en los alminares de S. Juan y Santiago de Córdoba  antes de que el califal de la aljama cordobesa supusiera una revolución al emplear escaleras rectilíneas y servir de precedente al resto de los oratorios andalusíes.  

Alminar de la mezquita aljama de Niebla. Iglesia de Sta Mº de la Granada.

Absorbida por la taifa sevillana a finales del siglo XI, Niebla formó luego parte del dominio almorávide, corto período en el que se fechan las murallas probablemente hacia 1125 y 1139 cuando en al-Andalus se implanta el tatib, impuesto para la reconstrucción de las mismas. Situado en un promontorio, el recinto adopta forma elíptica con una ligera pendiente hasta quebrarse bruscamente al llegar a un meandro del Río Tinto. Se dice que es el mejor conservado de al-Andalus por su integridad al mantener en muy buen estado sus lienzos y la mayor parte de las puertas. Adaptada a la topografía del terreno, la cerca tiene unos 2 kilómetros de perímetro no disponiendo de barbacana ni torres albarranas, siendo el propio río Tinto el que sirve de defensa natural por el Sur. 


Al divisar las murallas de Niebla, me venían a la mente tramos de las medinas de Fez, Marrakech e incluso Sevilla, por la técnica del tapial. Y no es de extrañar ya que no era ajena al tráfico de confluencias e influencias con el Mediterráneo.

Las torres cuadradas macizas a ras del adarve de la muralla y su secuenciación me recordaban también a Madinat al-Zahra o e incluso a las de la medina cordobesa. Edificadas en tapial rojo se aprecian refuerzos de sillería en las esquinas y algunas hiladas de ladrillo. Las torres octogonales en vértices también están presentes en los recintos de Jerez o Cáceres. Pero indudablemente lo más sorprendente del recinto es el magnífico estado de las puertas con sus bovedas, gorroneras  y la decoración de los arquillos ciegos en la Puerta del Buey o la de Sevilla. Flanqueadas por dos torres, sus accesos son arcos de herradura con entradas en recodo. Se conservan cinco, destacando la del Buey y Sevilla por su semejanza y la del Socorro por la que accedió Alfonso X. 
Por un momento también quise también ver en ellas las puertas del ribat de Monastir, (Túnez) edificado en los siglos XI y XII.


Puerta del Buey. Murallas de Niebla.

Puerta principal. Ribat de Monastir. Túnez

Como hemos venido comentando, aparte de la muralla, la mezquita aljama se transformó en el siglo XII en un oratorio de cinco naves del que pervive un mihrab de planta pentagonal y un patio del que pueden verse algunas de las arquerías relacionadas con saqa'if o altillos femeninos para seguir la oración. Su superficie similar a la aljama de Badajoz y superior a la de Almonaster, pudo albergar a unos cuatrocientos-quinientos fieles



Arquerías en el patio de la mezquita aljama. Iglesia de Sta Mª de la Granada.

Arco polilobulado apuntado de acceso al antiguo oratorio de la mezquita aljama de Niebla.
No menos interesante es la Iglesia de S. Martín, una mezquita menor, que con la conquista cristiana, Alfonso X la cedió a la comunidad judía para utilizarla como sinagoga. 
Su estado quasi arqueológico resulta llamativo al estar en pie sólo la portada mudéjar, la torre, las espadañas y la cabecera ya que las naves fueron destruidas en el año 1922 para poder facilitar el tráfico rodado. El monumental ábside central irrumpe majestuoso con dos tramos de bóveda de crucería al que se anexionan dos capillas cuya orientación posee connotaciones almohades.

Restos de la Iglesia de S. Martín. Antigua mezquita de arrabal y posterior sinagoga.
La prosperidad andalusí de Niebla prosiguió hasta más allá de la época almohade, ya que supo incluso convertirse en capital de una taifa independiente entre los años 1234 y 1262, como último baluarte de occidente de la península, extendido desde la desembocadura del Guadalquivir al Cabo de S. Vicente y Sierra Morena. 
A Alfonso X el Sabio le interesaba mantener con Niebla relaciones de vasallaje no sólo como freno a la expansión del reino de Portugal sino como modo de obtención de tributos.
Pero finalmente el Rey Sabio decidió asfixiar a la población hasta al último momento al participar incluso él mismo en su asedio y rendición en el año 1262. Aunque no hay constancia documental, probablemente sería una de las primeras veces que se utilizaría la pólvora y también la primera victoria de expansión territorial en el Oeste del monarca cristiano.
 
El alcázar andalusí acabó siendo entregado un siglo después al los Guzmanes quienes lo repararon y construyeron en parte la mayor parte de las dependencias trayendo a alarifes mudéjares. Una comunidad que engrosó una aljama ya preexistente en el siglo XIV lo que implica que no todos los musulmanes tal vez no fueran expulsados con el proceso de conquista como en el resto de las ciudades andaluzas y cuyas relaciones con los conquistadores se regularían a través de unas ordenanzas.

Fuera ya de este contexto, cierro este post con un dulce sabor del Algarve probado en Niebla. Una delicia de orígen andalusí que me vendió un pastelero portugués de Portimao. Aunque la llamaba "leite frito" (leche frita), su aspecto y receta se asemeja a las almojábanas.

Al Turtusi señala que durante el Jueves Santo los musulmanes andalusíes tenían por costumbre comprar buñuelos y almojábanas, dulces de sartén que hacían los cristianos. Las almojábanas eran unas tortas con masa con harina, queso, huevo y azúcar. Ya el propio término جبن Yubn (queso) las traduce como quesadas o quesadillas. Los tratados gastronómicos reconocían las de Jerez, de las que no quedan hoy ni rastro aunque he aquí una imagen de las de Ogíjares en la Vega de Granada que gozan de bastante popularidad.

 
Almojábanas


Referencias bibliográficas

ARJONA CASTRO, A. Nuevas aportaciones al estudio de las coras y toponimia de Al-Andalus". Boletín de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, Año LIII, enero-junio 1983, n.104, 1983
CAMPOS CARRASCO,J, GÓMEZ TOSCANO, RODRIGO CÁMARA, J. Arqueología urbana en el conjunto histórico de Niebla (Huelva): Carta del riesgo. Sevilla: Consejería de Cultura, 1997.
CAMPOS CARRASCO, J; RODRIGO CÁMARA, J; VIDAL TERUEL, N. "El urbanismo de Niebla desde la protohistoria hasta el mundo moderno". Huelva en su Historia, N.9, 2002
ROLDÁN CASTRO, F. Niebla musulmana : siglos VII-XIII. Huelva: Diputación Provincial, 1993.
 
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